domingo, 30 de marzo de 2014

Campamento en Chata Hrádek

Un grupo de quince niños y cuatro educadoras se dirigen a pasar tres días únicos, escapar de la rutina, los problemas y actividades del día a día con la intención de crear un vinculo mas profundo entre ellos.
Es primavera y el buen tiempo les acompaña, el viaje es corto y agradable, un vagón de tren lleno de ilusión, gominolas y dos maletas de materiales.
Una vez llegamos a Hrádek nuestro casero cargo en el maletero de su coche todas nuestras pertenencias para seguir acercandonos con alegría y sin pesos  hasta la casa rural donde nos hospedaríamos esos días. El camino era encantador, es un placer acercarles a estos niños de ciudad los olores y costumbres del campo, pudimos ver ciervos, caballos, gallinas, liebres, aguiluchos, escuchamos pájaros carpinteros y búhos, tardamos mas o menos una hora en llegar.
El casero explicó horarios y normas, repartimos las habitaciones donde pudimos disfrutar un rato antes de comer, instalarnos y familiarizarnos con el entorno. Después de comer tres de nosotras fuimos a preparar la gymkana de esa tarde en el bosque, marcando con papeles de color el recorrido y dejando las instrucciones en cada una de las pruebas (cinco en total), pruebas de todo tipo, físicas, de memorización, cooperativas, etc. Una vez preparado el juego juntamos a los niños y mientras una de nosotras les explicaba el funcionamiento las otras tres nos escondimos en nuestros respectivos puestos. Repartimos a los niños en parejas y dándoles un margen de tres minutos entre ellos comenzó el juego. Es un placer verles excitados e ilusionados por pasar cada prueba, es una oportunidad única para que jueguen entre ellos, volviendo a ser niños por unos días.
Tras este juego llego la hora de descansar, ducharse y prepararse para la cena. El comedor era precioso las mesas tenían flores naturales en pequeños jarrones con la imagen de la casa y la atención no pudo ser mejor, nos servían la comida y nos proporcionaron te para todo el día (algo que debe ser típico en República Checa ya que en el training de llegada también nos lo ofrecieron).
En ese mismo comedor realizamos la velada nocturna, una gala de Factor-X, donde pudimos descubrir unas voces muy bonitas y muchas ganas de divertirse. Las educadoras fuimos el jurado, interpretamos el papel de diferentes personajes famosos y tras cada actuación mostrábamos nuestro cartel de si o no (ano nebo ne). Realizamos tres fases, con descansos para publicidad y antes de la final nos cambiamos los papeles, ellos se sentaron en nuestra mesa y nosotras hicimos dos actuaciones en parejas, españolas contra checas. Desde luego ganaron ellas, con un par de canciones checas los tenían en el bolsillo aunque nosotras les cantamos la canción de "soy una taza" y les invitamos a bailar con nosotras la macarena (que les encanta).
A las once de la noche ya estaban todos en sus respectivas habitaciones con las luces apagadas.


El segundo día tras el desayuno recibimos una grata visita, Marketa, una animadora en prácticas que vino a pasar el día con nosotros. Una vez que estuvimos todos empezamos nuestra caminata hasta Filipka. Por el camino hicimos paradas para jugar al escondite entre los pinos del bosque y para comer las mandarinas que nos proporcionaron en Chata Hrádek para media mañana. Una vez llegamos al restaurante, los niños pudieron pedirse algo, comprar postales y disfrutar de la mañana de sol.
Las siguientes actividades fueron en dos grupos y mientras las realizaban tres de nosotras hicimos el recorrido antes para preparar las señales del rastreo. Esa fue mi actividad, después de varios años trabajando en campamentos de verano creo que es una de los rastreos son actividades divertidas y útiles para los niños y ya que nunca había preparado una por mi misma decidí probar y salió de maravilla, los grupos llegaron al final del recorrido cansados y emocionados, ¡En la evaluación del día siguiente todos comentaron que había sido una de sus actividades preferidas!
Una vez finalizado el recorrido acudimos a comer, esa tarde la actividad corría de mano de Marqueta y de nuevo en dos grupos realizaron una pequeña gymkana de tres pruebas: una física con diferentes juegos, una de dibujar y una última de completar un puzzle. Una vez acabada esta actividad las voluntarias jugamos con los niños a un juego español, el pañuelo (al que todos jugamos en algún cumpleaños) mientras nuestras compañeras preparaban la hoguera para comer unas salchichas, una actividad que hacen siempre en Střep y que a los niños les encanta.
Una vez preparado todo los niños pudieron pinchar sus salchichas y ponerlas al fuego, como si se tratasen de cañas de pescar, es algo muy entretenido y delicioso para ellos acompañadas de ketchup y mostaza. En República Checa no comen los perritos calientes como hacemos en España, ellos comen por separado el pan y la salchicha, ya lo he explicado en la entrada sobre comida checa y me extenderé en futuros artículos.


Para esa noche, la última, les teníamos preparado a los niños una grata sorpresa, la casa rural contaba con una sauna y en grupos pequeños queríamos ofrecerles la oportunidad de disfrutar de este baño de vapor tan agradable. En grupos de cuatro y cinco niños y acompañados en todo momento de dos educadoras pudieron acudir a la sauna durante un total de veinte minutos cada grupo, en la mitad del tiempo salían a la ducha para prevenir lo que pudiese pasar. Fue una experiencia que les gustó mucho y les dejó completamente relajados después de la actividad de todo el día. una vez duchados y cómodos, realizamos una actividad de manualidades y la evaluación de la experiencia.
El viernes solo quedaba recoger, desayunar y hacer el camino de vuelta hasta la estación de tren. Una vez de nuevo en Český Těšín algunos padres fueron a recogerles a la estación y con el resto fuimos caminando hasta el centro donde termino la excursión.
Personalmente creo que fueron unos días muy buenos, donde contactar más con los niños, estrechar lazos, disfrutar de la naturaleza y aprender checo más fácilmente, aunque como monitora de tiempo libre y educadora me hubiese gustado realizar muchas más actividades, estos días son muy especiales para los niños y el tiempo que he trabajado en este tipo de experiencias he aprendido que lo mejor es realizar las mas actividades posibles, no dejarles mucho tiempo libre e intentar cansarlos todo lo posible, al fin y al cabo están ahí para disfrutar, aprender juegos y relacionarse entre ellos lo máximo posible.



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